Ansiedad

Trato de evitar de hacer un balance de fin de año, porque me parece que es obligado... de hecho estoy todo el resto del año balanceándome acerca de lo que hago y dejo de hacer... (recomiendo un balance simpático).
Así que, a falta de balance y a pocas horas de empezar mis vacaciones, he de gritar a todos los mundos:
¡¡¡¡ NO SE PASAN MÁS ESTAS HORAS!!!
Ayer estaba dudando del origen de mi ansiedad: el hecho de ver a Yvy (mi sobrina de 5 meses); serán los días en Salta que me esperan; será el fin de año en el medio del campo chaqueño; será el hecho de alejarme de Sarita; el pasar de los días con mi compañera sin preocuparnos por el estudio, el trabajo, el despertador; el dejar solo a Felipe por 15 días; el hecho de simplemente no ir a trabajar; de tener tiempo para pensar la planificación de los proyectos... no sé... quizá sea todo eso junto... la cosa es que tengo ganas de que empiece ya... y las malditas agujas parecen estar más pesadas que en el resto del año.

PD: Gracias a tod@s los que pasan/pasaron/pasarán por mi laberinto. Nos leeremos el año que viene... pasenla bien, y a no desanimar.

La escena de los viernes

Inauguro en este solemne momento una sección en el incalculable laberinto de mi vida, hecho blog...
Empiezo con la escena de una peli que me gustó mucho que es "Martin H"...
La vi el otro día en un blog, pero sepa disculpar (ese/a que lo puso en su blog) no me acuerdo cuál es (estoy medio limado, y esto de andar deambulando por la atmósfera blogueril, en algún momento te desubica y no sabés por dónde andás).

Acá va... todavía no sé si estoy de acuerdo con lo que dice Luppi acerca de la patria, todavía estoy debatiendo conmigo mismo, pero está bueno... por lo menos para debatir...


¡Llegó el correo!

Está claro que le impersonalidad del correo electrónico y las nuevas tecnologías es indiscutible...
Ahora por Narrativa tengo relación con miles de cuentas de correo electrónico, de personas que no tengo idea quiénes son... ni siquiera si existen... y en este trato novedoso, me encuentro con un par de cosas que me llaman la atención:

Estos son 2 correos automáticos recibidos...

Un rechazo rotundo, tristísimo

Your message
To: xxxxxxxxx
Subject: xxxxxx
Sent: Wed, 17 Dec 2008 17:40:19 -0200 was deleted without being read on Thu, 18 Dec 2008 09:24:17 -0200
(En negrita dice "Fue borrado sin haber sido leído") :-( (Por lo menos decime algo, contame qué nos pasa, hablemos, charlemos, no te vayas así nomas, sin leerme)

Una noticia tremenda

A partir del día lunes 4 de febrero Daiana xxxxx dejó de pertenecer a xxxx Factory. Por temas laborales comunicarse a administracion@xxxxfactory.com.ar.

(Pobre Diana che... mirá cómo nos venimos a enterar... igual, para mí es demasiada información eh)


Y organizando los contactos me encuentro con contactos re-grossos:

- diegomaradona22@xxxxx.com (¿Que posibilidades hay que digote tenga esta casilla?)(¿Quiénes son los otros 21 que pusieron el mismo nombre?)
- luladasilva@xxxx.com (Mh... debe tener una casilla con .br... quizas usa ésta para piratear con msn)(ooopss... ahora saben qué hay detrás del xxxxx)
- pabloruiz01@xxxx.com (Bueno... de este no hay 22... Minerva te banca igual)

La plata de Sarita

Sarita cuenta plata denodadamente como si le fuera la vida en ello. Tiene billetes en la mano, en el regazo y sobre la mesa... y como puede, utiliza una calculadora que tiene cerca.

- Sarita: dos mil... tresci... cuat...quinientos... más... dos... no... cuatrocientos... Ahí está... cinco mil setecientos...


Junta los billetes esparcidos... parece aliviarse... pero no... ¿qué llega ahi? ¿será? ¿sí?... SSSííí!!!! La duda!!!!!!!


Sarita: Pero, no, no conté los dolares... ¿o sí?... ¿Vos me viste? Porque yo tenía.. a ver... Acá hay dos mil doscientos ¿no? Bueno... entonces... ay, me perdí...


Y empieza a contar de nuevo cada billete... sí, sí... porque no basta con que los fajos tengan un papel que indique la cantidad que tiene (escrito por ella misma)(cuando había contado antes)(4 minutos antes)... ella tiene la necesidad de contar...

Sarita termina de contar... chequea y aparentemente la caja está bien... cierra todo...


- Sarita: Ya está, hay seis mil quinientos... más lo que trae Virgilio... que son... (usa la calculadora) novecientos... pero... ¿los dolares los conté? Porque si no me sobra plata...


Sarita vuelve a contar desde cero... todos los papelitos que indican la cantidad que tiene cada fajo van a parar a la basura porque hace unos nuevos... con los mismos números, claro, pero nuevos... mas confiables (¿?).


Finalmente se da por satisfecha... la caja cierra... de más está decir que cuando llega Virgilio ella tendrá que contar de nuevo toda la caja... y sorpresivamente para ella la caja sigue estando bien... como hace 3 minutos antes que llegara Virgilio, como hace 7 minutos cuando ella contó, como hace 17 minutos cuando ella contó... y así...


Sarita: ¿Por favor, vas a pagar el alquiler?... Fijate, creo que está bien la cuenta... no sé si sumé los dolares... ¿podés contar la plata?.

El tren de las 12:05

Era siempre el mismo tren. Esa cosa de la practicidad de la rutina... sabía que llegaba justo a tiempo a la facultad.
Nunca fui muy metódico en cuanto al viaje (salvo por el horario), quiero decir que no importaba por qué puerta entrara o si buscaba sentarme o no... en esta clase de liviandades no tengo problemas en improvisar.
Pero ese día me subí en el primer vagón...
Creo que iba leyendo algo cuando por curiosidad, en Ballester, levanté la mirada y vi entrar a Lorena.
Ella es la hermana de un amigo, con la que había tenido poco trato (por ponerlo en términos positivos), pero que sin embargo había dejado un rastro en mí... bonita, interesante...
Con el menor de los recaudos y la torpeza intacta, me acerqué a saludarla... que se acordara de mí y que no la incomodara mi presencia fueron datos reveladores y tranquilizadores.
Descubrí así que por un tiempo habíamos estado compartiendo viaje sin saberlo... incluso compartíamos la estación de destino, es que la escuela donde ella enseñaba estaba a unas cuadras de mi facultad.
Entre Borges, Dolina y Silvio Rodriguez se basaron nuestros primeros diálogos... de los dos últimos podía yo conversar alguna cosa medianamente interesante, pero del primero no podía mas que repetir algunas ideas escuchadas y comunes... así que luchaba para que mi pose postadolescentepsedointelctualoide se mantuviera activa...
Los días/trenes/viajes transcurrían... y con ellos la rutina de nuestro encuentro...
Debo reconocer que me gustaba... así que el comentario que me hizo (alguno de esos días) acerca de la ruptura de la relación con su novio fue una bocanada de frescura en mi humanidad...
Sabía que estábamos cerca de su cumpleaños... las estrellas se habían alineado... el destino me estaba guiñando un ojo... era el momento indicado para hacer el movimiento correcto... tenía que planearlo bien... ser sutil, sensible pero concreto, directo... no podía dejar pasar la oportunidad...
Así llegué a ese día... en mi mochila, escondido, un libro de Dolina dedicado por él, para ella...
El plan era preciso... yo la acompañaría hasta la escuela y al despedirla sacaría el regalo y se lo daría sin más... seguramente diría algo cursi y me iría tranquilo, y la dejaría pensando en mí, en ese gesto...
Efectivamente la acompañé hasta su escuela... pregunté qué regalos había recibido, eso me daba pie a que le diera el mío... mientras yo abría la mochila en busca del libro escuché que me decía que su novio le había regalado el último libro de Dolina...

Por unos momentos caminé mirándola hablar pero no escuchaba qué decía... cerré mi mochila disimulado y me despedí como si nada hubiera pasado...

Al día siguiente... el mismo tren... pero no la esperé en el primer vagón... la vi entrar... después de un rato me acerqué a ella con una hoja en la mano...
- Ésta es la única diferencia entre el regalo de tu novio, y el mío... que la pases bien. - Dije, dejándole la hoja y alejándome de ella para siempre.
En la hoja con letra apurada se leía:
Lorena:

¿Es siempre el mismo libro?

Alejandro Dolina

Desde ese día me tomé el tren de las 12:12.

Sé que tengo que arrancar...

... pero encuentro este video y y no quiero que el lunes me empuje...

Revolución interior

Siempre fuí (soy)(¿seré?) muy crítico acerca de mi actuación en ciertas cuestiones en las que tengo opinión formada, en las que a veces hablo y en las que pocas veces acciono... me refiero a cuestiones sociales... es que, en mi pequeño mundo aburguesado y sin mayores contratiempos me veo casi siempre inoperante para la causa de aquello que me parece justo...
Alguna vez, mi hermano (que sí puede hablar con conocimiento de causa), me dijo que cada uno puede hacer cosas en su ámbito que sumen a un proyecto conjunto... no sé si lo dijo como hermano mayor para que me sientiera mejor... pero me tranquilizó...
Quique Pesoa dijo "Pues bien, llegó el momento de reconocer la derrota. La guerra la perdimos. Nos quedan algunas batallas cotidianas por librar."
Y allí me encontré yo... en un barrio hecho por una cooperativa de trabajadores... en un radio comunitaria que ese movimiento instaló... grabando un programa de Historia... y me sentí, por un momento por lo menos, conciliado conmigo mismo... sé que es poco, puede que muy poco... pero algo.

Sarita Express

Escena 2
Int. / Local de venta /Día

Sarita y Él comparten mate y ámbito laboral, pero nada más. Ella habla por teléfono mientras Él mira atento el monitor y se encarga del cebado. Sarita cuelga y se queda esperando un mate. Después de unos segundo, Él, se da cuenta y se lo da.

Sarita: Ay, mi sobrina aprobó... ya le quedan pocas materias.
Él: (sin mirarla) ...
Sarita: ¿Qué es lo que estudia ella?

Él no cree haber escuchado bien. Duda. ¿Acaso Sarita le preguntó a él qué estudiaba la sobrina de ELLA? Persona que Él, no tiene el gusto (?) de conocer.

Él: (sin mirarla) ...
Sarita: Eso... ¿Qué es lo que estudiaste vos?
Él: (sin mirarla) Producción de radio.
Sárita: (contenta ante la revelación) Eso!... prod... com... eso... deportivo ¿puede ser?
Él: (sin mirarla) ¿Periodismo deportivo?
Sárita: Eso, sí... lo mismo que vos.

Cortázar (Actualizado para escuchar) (again)

Debo reconocer que no leí demasiado de Cortázar... cosa que no me enorgullece, claro...
Di con estos audios y quería ponerlos... hay algo que me gusta mucho de los escritores que leen sus propios textos, que disfruto... porque le ponen los énfasis o dicen las palabras como ellos las escribieron... y eso está bueno notarlo...
Adelante don Julio, lea con esa "r" arrastrándose, rebelde...





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Sarita Express

Escena 1
Int. / Local de venta / Día

Sarita luce aburrida. Toma una manzana del escritorio y le da un mordisco que de tanto que abre la boca casi la deja con parálisis facial. Gira el cuerpo, agarra el teléfono y marca un número al mismo tiempo que le da a la manzana otro mordisco de igual osadía al anterior.

Sarita: Ay... me agarraste con la boca llena...

Tan lunes...

Hay días que son así... digo, días en que me enoja todo... no hablo ya de el hambre, las injusticias sociales, la hipocresía o la mentira... bah, sí, eso también me molesta, como siempre...
pero en estos lunes, me molesta todo el resto... que el colectivo no me tome las monedas, que el agua caliente no esté tan caliente para el mate, que el cliente tenga razón, que el día esté como para llover pero que no llueva, que el calor se sienta hasta en la respiración... no quiero estar acá y lo hago notar... no quiero hablar con nadie... no quiero escuchar a nadie... sé que no tengo razón, que soy un amargo, malhumorado, antipático y malaonda... pero no soy yo... es que es tan lunes.

En búsqueda del mejor problema

Los que siguen este blog conocen a Sarita... bueno, conocen algunas facetas de ella... porque en realidad no creo que haya alguien que realmente la conozca...
Entre sus originalidades, la que más distingo, la que le saca varios cuerpos a todas las personas que conozco, es la de buscar y encontrar rápidamente un problema que suplante a todos aquellos problemas que corren peligro de ser resueltos...
La renovación del alquiler del local donde trabaja, fue el centro de preocupación al que volvía cada 27 segundos en estos últimos tres meses... creía que corría riesgo su trabajo (y no es que trabaja en General Motors) o que la iban a relocalizar en el conurbano bonaerense (que en esa loca cabecita, es terreno sioux)... pero no... los jefes hicieron frente a la situación y pagaron las ridículas sumas que hay que pagar para renovar el alquiler en la zona (ridículas por lo abultada de la suma, y ridícula por lo poco que le significan en sus ganancias anuales)... ¿y Sarita respiró contenta?...
No, no señores... porque esas preocupaciones que parecen desvanecidas, se retroalimentan, mutan y se cosifican en unas nuevas... que pueden ser pequeñeces (hoy no sabía si comer una segunda ensalada de frutas o tomarse un café de almuerzo), o cosas realmente profundas (como si va a ir a la reunión de despedida de la Empresa porque es en Ezeiza)(Sioux)... pero claro, la renovación trae calma, seguridad ¿?, pero también trae aumento de alquiler, y eso, sabrán, es la preocupación que respira, siente, vive Sarita cada mes...

Elogio de la discusión

En muchas cenas familiares he escuchado la frase "no discutan", o peor "mejor no hablemos de eso, que es para discutir".
Es que, en una sociedad machista, patriarcal, católica y moral, la discusión, el hecho de levantar la voz e, incluso, el estar en desacuerdo, están mal vistos.
Hay que tratar de tener un opinión lo más liviana posible, permeable, disimulable e incluso lo ideal sería no tener opinión.
Pero no, yo quiero discutir, quiero que hablemos de todo, mostrémonos, seamos honestos con nosotros mismos. No solo estoy de acuerdo, sino que a veces lo busco. Es que creo en serio que podemos crecer en el disenso (como dice alguien en radio), está bueno que alguien confronte tu cosmovisión porque te da la oportunidad de repensarla y confirmarla.
Claro, no es que ando discutiendo todo el tiempo y con todo el mundo porque sería desgastante... es que están aquellos con los que la discusión no conduce a nada, porque no escuchan, porque sabés que no les interesa repensarse, porque no dan lugar a estar equivocados... de esos paso de largo.

El miedo global

Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.
Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.
Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
Los automovilistas tienen miedo de caminar y los peatones tienen miedo de ser atropellados.
La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir.
Los civiles tienen miedo a los militares, los militares tienen miedo a la falta de armas.
Las armas tienen miedo a la falta de guerras.
Es el tiempo del miedo.
Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
Miedo a los ladrones, miedo a la policía, miedo a las puertas sin cerraduras, al tiempo sin relojes, al niño sin televisión.

Miedo a la noche sin pastillas para dormir y miedo al día sin pastillas para despertar.
Miedo a la multitud, miedo a la soledad.
Miedo a lo que fue y a lo que puede ser. Miedo a morir, miedo a vivir...

Eduardo Galeano

El baile y yo

No tengo buena relación con el baile... no es que esté en contra... bah, sí, a veces sí.
Cuando la coreografía es más importante que el oído, me molesta... esos que bailan tango y se enredan las piernas, y giran como muñecos endemoniados, lanzando patadas como un defensor de fútbol, eso sí me fastidia porque eso no es bailar... eso es un acto gimnástico...
Nunca voy a tener ganas de bailar... obviamente que me muevo, y muevo las piernas si la música me lleva, pero me refiero a que nunca va a estar en mí ese llamado a levantarme de la mesa en un casamiento, por ejemplo.
He de blanquearlo aquí, soy de los peores bailarines... no en cuanto a calidad (aunque estaré peleando los últimos puestos seguro), me refiero al peor tipo de bailarines... esos que se avergüenzan de su falta de destreza... esos que pierden la dignidad tratando de bailar en el amontonamiento de gente como para disimular su ineptitud bailarina.
Porque hay quienes bailan mal, pero no les importa nada y se divierten y hacen divertir al resto... se involucran en grupos, arengan, pasan así el momento... yo no.
Es que quiero decirlo, no sé qué se hace con las manos... todos con las manos en el aire, las pelotas, no tengo ganas... a veces, tomo a mi compañera y de esa manera las ocupo pero si la coreografía no implica el agarre de manos, o si ella insiste en hacer palmas con las manos arriba, yo me quedo con mis miembros inutilizados... meter las manos en el bolsillo, no da... estar todo el tiempo acomodandome el pelo, tampoco... entonces me quedan ahí, flotando torpemente en el aire... señalando algún tío borracho o agarrándome el botón de la camisa... La gracia del baile me ha sido esquiva, llegué a la conclusión que hago el mismo paso para cualquier música que el Diyei de turno pase.
Intento de manera poco feliz copiar el paso de los vecinos de pista, pero la verdad es que no sé cómo hacen para mover esas partes del cuerpo de esa manera... el mío se mueve casi como una pieza única, como un adoquín con pies.
También es cierto que soy peligroso para el resto de los presentes... es que en mi torpeza ilimitada provoca choques masivos con los transeúntes ocasionales... y ni hablar de aquellos que se asustan por los movimientos espasmódicos, temiendo por mi salud...
Así que no, no me siento cómodo, y no me vengan con esa verdad de perogrullo que hay que bailar como si nadie te está mirando... todos miramos...

¡Buen día, Felipe!

Tomó la manía de despertarse media hora antes que suene el despertador... y no solo se despierta sino que pretende que todos los humanos de la casa se levanten también...
Con los ojos cerrados, intentamos llegar a la cocina para suplir nuestra presencia con algo de comida, pero la mayoría de las veces su plato está lleno... es entonces cuando advertimos que la máñana ya empezó... y mucho antes de lo que nosotros hubiéramos querido...
Alguna que otra vez vuelan unas ojotas, que esquiva hábilmente, o lanzamos algún grito en voz baja (para no despertar vecinos) ... sólo logramos que el maullido sólo se aleje un poco... pero se lo sigue escuchando...
Batallas matutinas perdidas...
... después la pelota que rueda hasta la cama o a nuestros pies y Felipe que espera la devolución del pase... o salta a la cama con el moño de papel (su juguete favorito) o se acerca para autoacariciarse con nuestras piernas... y sigue maullando, y ya está...
... lo único que te queda es agarrarlo fuerte y llenarlo de besos.