La hinchada musical

No sé si tiene que ver con la "futbolización del rock", o con la idea de ocupar un lugar que no se tiene, o sólo el hecho de homenajear a aquellos que se admira... la cuestión es que la exaltación del fan en los recitales me incomoda bastante.
Lo volví a presenciar el otro día con los seguidores de Arbolito pero pasa siempre, o cada vez más.
Hay algo en esto de preparar coreografías por parte del espectador que me incomoda un poco. No ya por mi timidez, sino porque no comparto esta idea de que el público tenga que hacer algo extra (más que ser público) en el show. Digo, está buenísimo que se salte, baile, grite, cante, aplauda o se poguee... pero esto de levantar las manos en cierto momento de cierta canción, o de tirar papelitos en el estribillo de tal otra canción, o agacharse en el comienzo de otra (esos 4 minutos de cuclillas a mi edad no está bueno, chicos), me parece que va en contra de mi idea del goce espontáneo que puede generar un recital.
Esto es, si me surge gritar a los gritos o callarme, o entrar en un pogo es porque la mística del momento me sugirió que era el momento... no porque esta convención que nos inventamos nos lleve a eso.
Me parece que el show lo da la banda y la gente tendría que reaccionar a esa puesta, o termina pasando lo que pasa con el fenómeno futbolístico de ser hinchas de las hinchadas, cuando en realidad lo importante, o los que hacen, está adentro de la cancha.
Obviamente que el color de las hinchadas y el calor de los seguidores de la banda suman al espectáculo, pero no me parece que haya que exaltar ese rol.
Más allá de esta idea que me quedó dando vueltas, lo del sábado estuvo genial.

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