Noches de dengue y veraño porteño

Estoy perdiendo masivamente mi batalla con los mosquitos. No están dejando territorio corporal mío sin conocer... bueno, sí, por suerte hay terrenos desconocidos por estos talibanes del reino animal.
Mosquitos eran los de antes, tenían códigos, no salían de ronda en manada, no chupaban noche tras noche, cuando mucho zumbaban al oido del circunstancial durmiente como para despertarlo o ponerlo nervioso, pero ahora vienen de a muchos y te secan cual dráculas alados y desaforados.
Tengo la sospecha que hacen una previa en otros lugares y se juntan en "la casa del gordito" a pasar la noche.
En estas noches de semi insomnio he aprendido algunas cosas, que a cambio de tremendas picazones y notables ronchas me convierten en una mejor persona (toda enseñanza lo hace) a saber:

- El espiral viene de a dos... o sea, no hay que prender fuego los dos porque no es así como funciona (no es que yo lo haya hecho, me contaron que hay gente que lo hizo... una vez).

- El espiral parece una tecnología obsoleta pero sin embargo sigue exisitiendo.

- El espiral no mata moscos sino que los ahuyenta (acá una duda, si los enemigos alados ya están dentro de la casa, y el espiral en la ventana, ¿eso los ahuyenta hacia adentro?)(o sea no entra ninguno más, pero los 3248 que están adentro ¿se quedan?).
- Hoy me compro tabletas (que no es lo último en revolución tecnológica pero es un avance).
- No está bueno soñar con Pergolini queriéndote pegar (¿será porque anoche cuando vi 3 minutos de CQC me pareció malo?)
- ¿Para cuando los espirales aromatizados? (ok, es verdad, le dicen sahumerios)

- Mi torpeza se agudiza con las luces apagadas, no controlo mi motricidad a la hora de intentar parar el maldito zumbido de estos temidos invasores, y cada vez son más fuertes las cachetadas en la oreja o en la cabeza con las que me autoflagelo.

- Macri no lo hace por incompetente, lo hace (todo lo que hace) por convicción... lo que es muchísimo peor.

- Felipe no es bueno cazando mosquitos, se frustra al primer intento fallido y no sigue su empresa, y se acuesta a dormir.
- Las agujas de tejer son sumamente efectivas en un rol de rascador de espaldas. (Es que los mosquitos, cobardes como son, atacan por la retaguardia)

Llamado a silencio

Leo en Crítica (el diario al que más presto atención, podría decir) que lo que pasó con la familia Pomar desnuda la ineficiencia del estado (en éste caso el término también va en minúscula), y no puedo estar más de acuerdo. La inutilidad oficial es casi avergonzante. Pero lo que no dicen los medios es su propia inoperancia, su rol generador de fantasías, creador de ficciones paralelas, de verdades inventadas y de lucubraciones amarillistas que llenaron contenidos disfrazados de periodismo alrededor del caso. Y tampoco hablan esos medios de su gente, de "la gente", que se involucra tan seriamente en contestar encuestas tan livianamente perturbadoras. Hasta hace dos días la encuesta era: "¿Qué piensa que pasó con los Pomar?"; hoy, cadáveres mediante, es: "¿Cómo calificaría la investigación del Caso Pomar?".
Porque, obvio, lo importante es tener una opinión, no importa cuán fundada sea, hay que hablar, porque sí, porque es lo que nos interesa, porque es lo importante, porque el silencio es desorden ante el ruido mediático que ordena todo.