A veces (sólo a veces) la casa está en orden.


Habemus Pancho.

La hipótesis de Mariana presume que Felipe va a estar mejor si está más acompañado. Esto implica que esa nueva y más activa compañía sea de su especie.
Así, una tarde de octubre, como la de ayer... casi sin proponernoslo, o casi olvidando esa búsqueda por meses, se ha sumado un nuevo integrante a este hogar.
Romeo o Pancho fue la duda por su nombre, pero ante la pasividad mostrada por el felino en su viaje del conurbano bonaerense a la ciudad autónoma de buenos aires, se ha decidido por el último. (Este departamento debe tener la mayor taza de gatos de La Matanza en metros cuadrados de esta ciudad).
Orejas y ojos muy presentes en un escaso cuerpo.
La gran duda era la respuesta a tamaña sorpresa por parte del amigo felino preexistente... y la verdad es que no ha sido la mejor.
No ya por su rechazo (me pongo un sombrero sólo para sacármelo ante la caballerosa y pacífica actitud de Felipe ante este arribo), sino que no contábamos con el incesante e inocente acoso que hace Pancho de Felipe. Al borde de lo insoportable. Lo persigue hasta abajo de la cama. Le comio de su plato, le usó sus piedras sanitarias, se le metió en su caja, hizo uso de su cama sin culpa alguna.
En este preciso momento Felipe pasa entre mis piernas huyendo del pequeño saltarín soltando un agudo que creo descifrar... no sé como dirán los gatos "Sacámelo de encima!!!!" pero debe sonar muy parecido a eso que escucho.
Seguiré en otro momento, tengo que salvar a este hogar.